Es menester decir que no llegaremos a la cúspide de la felicidad vital.
En cambio, sí será posible llegar a la máxima en cuanto a capacidad.
Tras el amanecer de la vida, vamos en regreso de felicidad.
Nacemos desde el umbral, descendiendo poco a poco hasta llegar, desde el punto álgido, al de felicidad inexistente, la muerte.
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