lunes, 12 de mayo de 2014

Inquietud.

Afortunados, o desafortunados.
¿Qué somos?
No tenemos plena consciencia de la complejidad de ello.
En una polución, se expulsan alrededor de 400.000.000 de espermatozoides, de los cuales, uno, se trata de nosotros.
Si le sumamos el factor, de haber retrasado ésta, 1 segundo a lo sumo, no estaríamos para contarlo.
Añadiremos, que no se da sólo una en la vida, sea la espermarquia el punto de referencia a tratar.
Concretemos; la posibilidad de haber nacido, fue 1/400.000.000 x n (siendo n el número de poluciones en total) más el factor tiempo, es decir, de media...
0,000000000000001% de posibilidades.
Increíble... ¿verdad?
Por lo que, de acuerdo a este dato no del todo relevante al tratarse de una estadística, somos afortunados.
Pero también carecemos de fortuna al tener un eterno final.
El acontecer tras la muerte es la gran incógnita; todo indica que no volveremos a vivir, nunca.
Es por ello, que el ser humano, es inherente a lo incierto...
A lo desconocido.


No hay comentarios:

Publicar un comentario