sábado, 15 de junio de 2013

365 días.

Lo que cambian las cosas en 365 días.
Hace exactamente un año, me estaba graduando junto a mis compañeros poniendo fin a secundaria...
Por aquel entonces, un chaval lleno de ilusiones acerca de un futuro no muy lejano, lleno de espectativas y sueños; hoy, casi todo aquello se ha esfumado.
Si de algo estoy seguro, es que todas las tías son iguales.
Algunas pelirrojas, otras rubias o morenas, pero totalmente idénticas.
El rabo las ciega, es así. En cuanto prueban el vicio, no hay quien se lo quite.
Es así el 99% de los casos.
Desde luego que los tíos también, pero el grado de maldad no es comparable.
Un año después, habiendo terminado primero de bachillerato, y estando más asentado, puedo decir, y digo, que no puedes fiarte ni de tu sombra, sólo, de tus amigos más cercanos.
Es mucho mejor una quedada de amigos, que con alguna pibita suelta, es así.
Si hay una tía de por medio, siempre está el típico amigo que empieza a hacer el tonto y demás...
Una tía a esta edad no sirve para nada, sólo para pasar el rato, sólo te llenan la cabeza de gilipolleces y no dejan de dar problemas.
De los errores se aprende... ¿no?

No hay comentarios:

Publicar un comentario