Mayoría silenciosa.

Tendemos a pensar que los demás son los que tienen que cambiar.
Lo fundamental para un cambio, para empezar, es centrarnos en nosotros mismos.
El no ser lo suficientemente humildes es el principal fallo de nuestra sociedad.
Es totalmente imposible progresar en conjunto sin iniciativa individual.
Todos queremos lo mejor, sin si quiera movernos.
Colaborar es la clave para un bienestar general.
No hay que olvidar que la población de un país, es un CONJUNTO, y es por ello, que una minoría, no podrá con el todo.

Requiescat in pace.

Sin preámbulos, ¿qué es la muerte?
Se supone, que es la extinción de la vida, pero...
¿También de la existencia?
El proceso homeostático finaliza, y es irreversible, por ahora.
Quizás, no lo estemos interpretando correctamente.
La complejidad...
Es aterradora, a la par que incierta.
Algo se nos escapa.
A medida que vamos aumentando nuestro conocimiento, incrementamos a su vez el desconocer.
¡Maldita incertidumbre!
Cierto es, que sin ella, el sinsentido sería el gran obstáculo.
Tal grado de complejidad, acabaría con nosotros.
Imaginemos el año 3.014 d.C.
Evidente es la existencia de un progreso.
Sumémosle 1.000 años más.
Podremos afirmarlo de nuevo.
En el hipotético caso de llegar a la verdad universal, deberíamos saber el verdadero significado de la muerte en sí.
¿A dónde vamos tras ésta?
Por consecuente, se sabría.
En definitiva...
¿Felicidad del ignorante...
o malestar del sabio?

Convencionalismos.

¿Desde cuándo, una línea del tiempo es una recta?
¡Vaya absurdo!
El paso del tiempo, se desarrolla en forma de espira.
Es decir, todo vuelve una y otra vez.
Es conocido como "eterno retorno".
Amar la vida tanto, como para repetirla infinitas veces, haciendo del instante lo eterno.
En efecto...
Las tornas pueden cambiar...
Infinitas veces.

Cumbre eudemonista.

Es menester decir que no llegaremos a la cúspide de la felicidad vital.
En cambio, sí será posible llegar a la máxima en cuanto a capacidad.
Tras el amanecer de la vida, vamos en regreso de felicidad.
Nacemos desde el umbral, descendiendo poco a poco hasta llegar, desde el punto álgido, al de felicidad inexistente, la muerte.

Añoranza.

Constantemente, estamos perdiendo momentos.
Pasan del acontecer, al acontecido a posteriori.
De vivirlos, a recordarlos, viviéndolos una y otra vez en nuestra memoria.
Pero una cosa es cierta, no volverán jamás.
Ojalá el momento fuere eterno.
La maldita fecha de caducidad es intrínseca a nuestro devenir.
Nadie nos advirtió de que vivir, sería perder.
De que sentir, sería un mero destello de un momento muerto, como si de una estrella se tratare.
De que morir... sería olvidar...
Para siempre.

Bases.

Ojalá pudiere quedar impertérrito ante el devenir.
Pues no hay más incógnita que el significado de la vida.
El sentir de no estar interpretándola correctamente me abruma.
A mi parecer, las bases de ésta, no están asentadas.
Aquel modelo sobre el cual, construir tu vida.
La incertidumbre me lleva a la infelicidad.
Huelga decir, que lo prioritario, es ser felices.
Desde el primer, hasta el último suspiro.