sábado, 21 de diciembre de 2013

El arte de lo efímero.

Inimaginable el saber cuántos momentos se pierden cada vez que escogemos una opción.
A, o B.
No todas las veces es tan sencillo como el saber si, escogiendo el otro modelo de examen, nos hubiere salido peor.
Hay ocasiones, como el acompañar o no a un amigo, que repercuten en lo que se creía imposible.
Quién te dice a ti que, mañana cuando quedes con tus amigos en un bar... no te encuentres al que será tu futuro jefe debido a que, en un futuro, en la entrevista de trabajo, te recuerde como aquella persona que un día, compartió un determinado tiempo a su lado, y le hizo sonreír; y si quiera seas consciente de ello.
Son acciones minúsculas, pero no insignificantes.
Tal vez, a medida de lo que empieces hacer ahora, tu futuro puede labrarse en Noruega, Chile, o Filipinas...
Hay gente que lo llama destino, y que no se puede hacer nada al respecto.
Si estás destinado a ello, hagas lo que hagas te corresponde...
Para ser sinceros, me parece una burda gilipollez.
Nada ni nadie puede predecir lo que, a primera vista, parece...
Imposible.

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